jueves, 26 de abril de 2012

El rodillo que no amasa la celulitis, la perfora!!



Si hasta ahora, se “amasaba” la piel de naranja para alisarla, ahora se pincha! Pero el instrumento es el mismo: un rodillo.  

¿La diferencia? Antes de desvelárosla, voy a empezar por el principio:

Alrededor del 90% de las mujeres tiene celulitis frente a un escaso 2% de los hombres.  

Esta “terrible injusticia” está motivada por una particularidad fisiológica: en el cuerpo femenino, los adipocitos son genéticamente más gruesos y se colocan en sentido perpendicular a la dermis, al contrario que en el caso del cuerpo masculino, donde la disposición de dichos adipocitos es oblicua a la dermis y éstos se deslizan sin provocar la aparición de ese aspecto de “agujeritos” o  piel de naranja! 

Aunque, en un principio, el almacenamiento de las grasas en los adipocitos se lleva a cabo por una buena causa (tener reservas en caso de hambruna, alimentar al feto en los embarazos…), cuando las acumulaciones de grasa se condensan por la retención del agua que las rodea, se forma la celulitis. Muy rápidamente los adipocitos engordan (hasta 50 veces su volumen inicial), su capa externa se deforma y endurece y acaban comprimiendo la circulación sanguínea y linfática.  

Las cremas anticelulíticas, unidas o no a  rodillos de masaje,  tristemente actúan solo a nivel cutáneo superficial. 

Para llegar al “centro” del problema hay que usar armas más “largas”, como las agujas (la mesoterapia), por ejemplo. 

Pero, como no todas nos atrevemos con ellas, FILORGA ha creado un  kit de “mesoterapia casera”. Se trata de un rodillo con microagujas de 0,25 mm, que “perforan la piel” (no os asustéis que su cabezal está diseñado por médicos para proteger a la piel de cualquier riesgo de sangrado!!) para que penetre el suero anticelulítico (incluido).

¿Cómo se utiliza? Se vaporiza el producto por las zonas afectadas, se pasa el rodillo dos veces (una hacía arriba y otra hacia abajo) para que los activos penetren por los “canales” que se van abriendo, y se vuelve a pulverizar más suero, aprovechando que los “caminos” están abiertos. Y así, todos los días, durante 4 semanas.

Los responsables de la firma no prometen milagros (ojalá!) pero aseguran que el tamaño de los adipocitos se reducen. Y eso se traduce en que la piel de naranja se parecerá más a la del melocotón! 

La única precaución es deslizar el rodillo por la piel con cuidado al principio, e ir aumentando la fuerza de las pasadas según la piel vaya tolerándolo. No dejan de ser muchas agujitas, y podéis arañaros la piel (me ha pasado algunas veces!).  

La “agresión” cutánea del rodillo tiene un beneficio extra: el colágeno que tenemos en el interior de la piel “remoloneando” (ya sabéis, el peso de los años), al notar el “ataque” se pone a trabajar de nuevo para defenderse, y la piel se tensa. Tampoco es que vayáis a notar un estiramiento increíble, pero algo hace...  

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