Una de las dificultades de las dietas para adelgazar, pero también de una alimentación saludable en general, es que la comida sana tiene fama de no tener gusto a nada. Esto no tiene por qué ser así, ya que si bien la sal es un condimento que debemos mantener a raya si no queremos tener retención de líquidos, hay muchas variantes para llenar de sabor nuestras comidas y aún así llegar al objetivo.
En principio, la sal baja en sodio y la sal marina ayudan a dar ese sabor a las comidas sin las contraindicaciones de la sal normal, además es posible con el tiempo acostumbrar al paladar a comer menos salado. Luego, ya verás que no toleras nada con demasiada sal y será fácil.
Otro tip para bajar de peso es sumar unas cucharaditas de mostaza o ketchup a tus comidas. La mostaza tiene mínimas calorías, es digestiva y antiséptica, y aporta algunos minerales y vitaminas. El ketchup tiene azúcar, pero si te moderas puedes sumar un toquecito a tus comidas. En cuanto a la mayonesa, la versión Light permite disfrutarla sin culpas, pero siempre midiendo la cantidad: no más de dos o tres cucharaditas tamaño café.
Las hojas verdes, el pollo y el pescado quedan geniales con zumo de limón o naranja, solos o combinados con hierbas y especias, acostúmbrate a darle sabor a tus comidas con estas frutas.
Las principales amigas del sabor en la dieta son las especias y hierbas aromáticas: no aportan casi calorías, y en muchos casos tienen propiedades que hacen que se beneficie la salud. Llena tus armarios de la cocina de delicioso tomillo, orégano, comino, pimentón, romero, laurel, nuez moscada, pimienta, estragón, ciboulette y albahaca. Canela, menta, vainilla, anís o jengibre, saborizan frutas y postres Light reduciendo el uso de azúcar y edulcorante artificial.
Algunos vegetales aportan sabor a casi cualquier cosa. Coloca en la batidora un poco de cebolla, pimiento y tomate, y todo lo que toquen se volverá delicioso. Lo mismo ocurre con la cebolla de verdeo, la zanahoria rallada muy finamente y el perejil fresco. Los paladares más osados se deleitarán con el chile y el ajo, con iguales beneficios.
Las setas frescas son muy hipocalóricas, y harán que una ensalada o un poco de blanco de ave grillado se transforme en una delicia. Prueba con un poco de queso bajas calorías para una omelette de claras.
Los lácteos y quesos, aún en su versión bajas calorías, deben consumirse con precaución. Aún así, siempre que puedas gratinar tus comidas – con quesos magros –, aportarás sabor, calcio y otros nutrientes. Prueba también una salsa de queso crema o yogur para acompañar tus platos diarios.
Finalmente, los más conocidos pero no por ello menos nobles: vinagres y aceto balsámico, y aceite de oliva
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