La fatiga crónica es una enfermedad que afecta la vida y la estima personal del individuo y su entorno.
Uno de sus rasgos más determinantes es que su detección por medio de análisis es muy dificultosa. Debido a esto, es una de las tantas enfermedades llamadas “silenciosas”; los médicos aseguran que las edades de los pacientes varían muchos y en su mayoría son mujeres.
Las personas que lo padecen por lo general sufren durante años ya que suelen deambulan por especialistas hasta que uno acierta con el diagnostico y los ayuda a mejorar su calidad de vida.
En muchos casos, hay gente que por falta de energía ni siquiera pueden hablar o levantarse de la cama. Para otros, el detonante fue la sensación de irritabilidad, sumada a un gran cansancio y dolor muscular, sensación de no haber dormido o descansado y falta de ganas de hacer cosas. En consecuencia, es una enfermedad que altera la vida diaria y el trabajo. Los que la sufren a veces ni siquiera pueden leer el diario, ver una película o mantener la atención por más de diez minutos.
Hay distintos síntomas que suelen presentarse y son claves para su identificación, aunque no necesariamente deben darse todos. Los más fáciles de detectar son: agotamiento y dolor post esfuerzo, sueño no reparador, fatiga física y mental, poca concentración y memoria, confusión, dificultad para procesar la información, sensibilidad auditiva y visual, sensación de debilidad o gripe y poca tolerancia a permanecer en posición vertical, sentados o de pie.
Para mucha gente, la mejoría llega con la medicación indicada. Tanto el síndrome de fatiga crónica como la fibromialgia son enfermedades neuroinmunes, crónicas y multisistemáticas que afectan a diversos órganos y sistemas corporales. Sin embargo, para que el tratamiento sea realmente efectivo no alcanza con la medicación adecuada. Para que el cambio sea real e intenso, se debe acompañar con terapia psicológica o consultas con un psiquiatra debido a que muchas veces se relaciona la enfermedad con la angustia y depresión.
En cuanto a los disparadores, pueden ser a causa de accidentes, abusos tempranos, cuadros de estrés agudo e infecciones virales. Por ultimo, es importante saber que el tratamiento exigirá cambios en la dinámica del entorno del paciente, ya que al no poder llevar el estilo de vida al que él estaba acostumbrado, esto provoca un desajuste en la dinámica familiar y social y se necesitará una predistribución de las tareas y roles.
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