domingo, 15 de diciembre de 2013

Una piel sana, incluso en invierno



Nuestra piel es muy sensible, por eso conviene cuidarla con mimo. En realidad, los verdaderos peligros están en las condiciones climáticas.

Los cuidados de la piel
La piel es frágil y todas las estaciones del año. Fácilmente irritable, se vuelve roja o rugosa si no nos tomamos el tiempo necesario para cuidarla. No sólo el clima puede agredirla, también contribuimos nosotras sin darnos cuenta. Antes de cualquier cosa, es importante conocer nuestro tipo de piel y esto consultando a un especialista.

Una vez que hayamos determinado el tipo de jabón o de gel de ducha que más le conviene, o el tipo de alimentación demasiado grasa o poco equilibrada, nuestra higiene de vida, fumadoras o sometidas al estrés, es cuando podremos ocuparnos seriamente de la salud de la piel. Basta con unos gestos sencillos diarios y algunas precauciones para mantener una piel bonita, tersa y joven durante todo el año.

La piel y el frío
En invierno, el frío seco es el mayor enemigo de la piel. Efectivamente, esto conlleva una deshidratación que no podemos pasar por alto. El primer reflejo en invierno que debemos tener es el de aportarle a la piel una buena protección aplicando una crema o loción, y siempre teniendo en cuenta el tipo de piel que tenemos.

imageFrente a las condiciones climática invernales, se aconseja aplicar una mascarilla hidratante, nutriente y regeneradora para volver a recupera toda su vitalidad. El mayor peligro en invierno es cuando después de los enrojecimientos, el viento, el frío, o el aire seco, todos ellos factores agresivos para la piel, esta puede presentar algunas estrías. Por esta razón es imperativo tomar todas las precauciones posibles para protegerla bien.

La piel y el cuidado diario
La primera regla para tener una piel sana es la de llevar una correcta higiene de vida, respetando las horas de sueño, y una correcta alimentación. Una limpieza cotidiana, mañana y tarde, para eliminar todas las impurezas acumuladas durante el día es necesaria puesto que la contaminación externa agrede de forma considerable la epidermis.

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