Junto con la limpieza, es el gesto básico del cuidado facial. Aplicar un producto hidratante es indispensable a cualquier edad y la forma más efectiva y sencilla de retrasar la aparición de los signos de la edad.
Por todo eso, aprendamos algunos mitos y verdades de la hidratación de la piel, comenzando por una de las confusiones más habituales, que es la de pensar que las pieles grasas no necesitan hidratarse. Necesitan, en todo caso, un producto acorde a su tipología, pero que aporte el agua que requieren.
Con los años, las necesidades de hidratación aumentan, ya que la capa córnea va perdiendo cada vez más la capacidad de mantener el agua. Por eso, no se debe dejar nunca de aplicar productos hidratantes, y a lo largo de los años, agregar otros con capacidad nutritiva y reparadora.
Además, cuanto más hidratada está la piel, mejor recibe cualquier tratamiento que le agreguemos, es decir que se verá mejor el resultado de todo lo que hagamos.
Las personas con acné, por último, tampoco deben dejar la hidratación de lado, de hecho una piel acneica sin agua, tiende a empeorar el cuadro. En el mercado, hay una enorme variedad de productos específicos, no comedogénicos (no tapan los poros) y hasta antisépticos para combatir bacterias además de hidratar, y desde luego, no engrasan el cutis por demás.
En las pieles secas, la tirantez y cierta descamación en la zona de pómulos da cuenta de la deshidratación. En el caso de las pieles grasas, aunque tengan brillo, es posible observar descamación a los costados de la nariz y entre las cejas: signo de que falta hidratar.
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