En verano, una de las actividades más placenteras es caminar por la playa, que te permite quemar algunas calorías de más que siempre ingieres en vacaciones, disfrutar del paisaje y tonificar tus piernas.
La actividad es sumamente reconfortante, y por cierto los beneficios físicos son varios: mejorar la circulación sanguínea, activar la circulación linfática, tonificar los músculos y exfoliar los pies.
Sin embargo, puede surgir la duda si lo mejor es ir por la arena seca, la arena húmeda o por el agua. Cada terreno de la playa tiene sus características que conoceremos. Caminar dentro del agua a la altura de los muslos, cuesta un poco y es ideal para quienes ya tienen algo de entrenamiento. Fortalece los músculos de piernas y glúteos.
La arena húmeda es el terreno más sencillo de caminar en la playa, ideal para comenzar por allí y precalentar las extremidades. Las olas masajean los tobillos y ayudan a estimular más la circulación.
Cuando ya tienes algo de entrenamiento, o ya has precalentado, pasa a arena seca, que implica más esfuerzo puesto que es un terreno menos estable. Por eso, hay que tener más cuidado de no lesionarse, particularmente en la zona del tobillo.
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