La mayoría de las mujeres, ante un diagnóstico de cáncer de mama, suelen abandonar la actividad física que estaban realizando. Pero hay una nueva mirada: gracias a numerosas investigaciones se ha demostrado que el ejercicio físico es una alternativa eficaz y segura para mejorar la calidad de vida de las mujeres enfermas.
Una excelente opción es: el Pilates. No necesitas hacer un curso especial; estamos hablando de un tipo de ejercicio que se puede adaptar a todas las edades y estados de forma física, incluyendo a personas enfermas o convalecientes.
Así, según publica el Grupo Español en Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), se trata de una actividad física ideal y muy beneficiosa para las mujeres que padecen la enfermedad.
Sus beneficios son tanto físicos como psicológicos. El deporte en general, además de los beneficios fisiológicos ya conocidos como aumento de la capacidad funcional, incremento de la fuerza muscular, disminución de la fatiga o mayor control del dolor, induce una mejoría emocional. Entre estos segundos beneficios se encuentran la reducción de la ansiedad y la depresión, mejora de la autoestima, mayor sensación de control y de satisfacción con la vida .
El Pilates, además, es un ejercicio de bajo impacto, consistente en realizar ejercicios muy lentos y progresivos que no causan dolor ni te dejan sin aliento. El informe publicado por el GEICAM recomienda empezar con dos o tres sesiones con un monitor particular, que estará pendiente de que no se sienta ninguna molestia. Posteriormente, cuando se conozca en qué consiste y las posturas básicas, se recomienda incorporarse a sesiones de grupo, e incluso practicar en casa.
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